Encuentro cada 13 lunas

A raíz de la tristeza que nos produce la muerte de un compañero de la época universitaria, reflexionamos con mi amigo J. sobre nuestros caminos. Tenemos más que claro que solamente es un tema de calendarización misteriosa y que también nos tocará partir en cualquier momento. Con J. nos une casi un cuarto de siglo de amistad, lo que viene a ser más de la mitad de nuestras vidas. Él se ha ido a vivir a Suecia, ese país, que a pesar del rudo invierno, tiene en su lengua palabras de una fineza única como Mångata, que es la forma en que se define en sueco ese camino de luz que la luna refleja en el agua.

Después de tantos años, con J. nos conocemos hasta las sombras y a su vez siempre logramos sorprendernos con lo que el otro nos puede regalar. Supongo que eso hace que perdure el vínculo a pesar de todos los altibajos y recovecos que puede tener una amistad. Él es de las pocas personas que me llama con el mismo sobrenombre que me daba mi papá. Encontrarnos una vez al año siempre es un cálido retorno al hogar.

Me escribe que a propósito de una de mis publicaciones en este blog (ver referencia), le llama la atención que en sueco, al igual que en alemán, también existen distintas formas de nombrar el proceso de conocimiento de un otro. Me explica dos conceptos: Lära känna nångon (aprender a conocer a alguien) y lära känna varandra (aprender a conocerse, entre dos).

No logro comprender bien la precisión de estas definiciones, admirada de la inteligencia de mi amigo que ha sido capaz de aprender esa lejana lengua. Tendremos que afinar detalles con el whisky compartido en el próximo viaje. Lo que sí logro entender es que Alberoni podría escribir un libro con nuestra historia de amistad y que su relato sería tan bello como Mångata.

luna llena, limache
Luna llena, Limache, Alfredo Helsby. Pintor Chileno. Smithsonian American Art Museum.

 

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